Hacia el centro de la tierra

La cama me hunde hacía el centro de la tierra, esta oscuro y huele a humedad y al olor de mi misma, reconfortante y tan conocido que me relaja involuntariamente. Que lejos esta el centro de la tierra, como se mece el mundo y se hunde mi cuerpo a través del colchón. Siempre es la misma ilusión, por eso no abro los ojos. Bien cerrados no entra la poca luz que consigue colarse por las persianas bajadas y si relajo mi respiración y mi cuerpo, dejo de mecerme, dejo de sentirme, y lo único que me ata aquí es la presión en mi pecho que me conecta con el mundo. Es extraño porque con los ojos abiertos nada de lo que veo parece pertenecerme, son extrañas las maneras de la gente y sus formas. Es tan raro el tacto de la piel contra la piel, tan plástica y suave al mismo tiempo. Ni fría ni caliente, solo ajena.

Me esfuerzo para entender que algunos viven plantando paredes enfrente de sus ojos, pero no puedo y lo único que veo son mundos cuadrados donde vive gente pequeña. Y me pregunto porque. ¿Por que no ver las cosas que hacen infinito el mundo?

No lo ven, no lo sienten, no lo piensan. Y cuando para mí siempre ha estado allí hace que duela, y solo tengo ganas de gritarles o tal vez llorar. Acurrucarme contra el suelo, doblarme sobre mi misma e intentar no pensar, no ver los colores que explotan detrás de mis parpados. No me gusta sentir cuando pienso así, hace parecer mentira mi vida, hace que duela mirarme en otros y encontrar tan poco, y decepcionarme y envidiar.

Me miro en todos los reflejos, toco mi cara y mi cuerpo y me pregunto en que dimensión vivo para reconocerme tan despacio

2 comentarios sobre “Hacia el centro de la tierra

    1. me alegro que lo entendieras, porque impotencia era justo lo que sentía XD.
      Si te lees las cosas que hemos escrito se nota como hemos ido cambiando, bueno a ti se te nota más. porque has escrito mas XD, pero allí esta el cambio…

      xoxy XDDDD

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